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lunes, 20 de enero de 2020

"Tus hijos ya me pertenecen"





El corresponsal estadounidense William L. Shirer (1904 - 1939) dejó escrito en la página 220 de su libro "The rise and fall of the Third Reich" esta frase escalofriante.

Su autor, un tal Adolf,  la pronunció en un discurso, en noviembre del año 36.
 Esta idea de modelar el cerebro de los niños a espaldas de sus padres tuvo cabida también en la dictadura soviética de la época.

Los  esfuerzos de Naciones Unidas en el año 1948 con la creación del articulo 26.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos pretendía acabar con estos abusos y devolver la educación de los hijos a sus padres evitando la injerencia del Estado.
Parece que algunos políticos actuales han olvidado la historia.

O lo que es peor, quieren escribirla a su manera, tal y como hizo Adolfo.


jueves, 16 de enero de 2020

A ver si me animo


Hace unas semanas que he retomado las acuarelas. Nada serio, solo entretenimiento. Hoy he visto el blog y me he planteado que ya son muchos años sin hacer una entrada, de modo que aquí está. Puede que sea el inicio de una nueva temporada de publicaciones o que se quede únicamente en esta.
Se verá.


lunes, 24 de noviembre de 2014

MATRIX


En una escena de la película Matrix,  Cypher un miembro del equipo de la resistencia comparte mesa con el agente Smith en un  carísimo restaurante. Están negociando las condiciones para que delate al resto de sus compañeros. En el plato hay un jugoso solomillo y frente a él una copa del mejor reserva.                                                                            
En un determinado momento Cypher pincha un trozo de la roja carne y elevándolo frente a él  lo mira fijamente  y dice:


Sé que este solomillo no existe, pero sé que cuando me lo coma Matrix le dirá a mi cerebro que es jugoso y delicioso…

Suspira, se lleva el trozo a la boca y cierra los ojos mientras  un torrente de placer recorre sus entrañas. A continuación exclama: “La ignorancia es la felicidad”.

Abre los ojos y le dice al agente Smith:  
-Bien, entonces  tenemos un trato.  Quiero ser un hombre rico, importante, ya sabe… y no quiero recordar nada, no quiero saber que todo esto es una gran mentira, quiero ser feliz.

¿Ficción?
A todos nos gustan los colores.  Ese maravilloso verde, aquel rojo sangre, ese amarillo limón…
La física nos dice que no existen, pero nosotros los vemos, los sentimos y los disfrutamos.
Están frente a nuestros ojos, causan sensaciones varias en nosotros, nos emocionan, pero no son más que la simple interpretación de una pequeñísima  parte del espectro electromagnético hecha por unos  bastoncillos dentro de nuestra retina. Consiguen engañar a nuestro cerebro  haciéndonos ver lo que no es.

Ese maravilloso cerebro humano, tan complejo, tan sofisticado y… tan fácil de engañar.

martes, 22 de abril de 2014

La puerta


Al llegar al Puente del Molino Romero se detuvo para descansar un rato. El paraje estaba precioso.
Hierba, árboles  y flores pugnaban por ofrecer los contrastes más vivos de color. El agua rugía bajo el arco de piedra y formaba una pequeña y  ruidosa catarata.

Al mirar hacia atrás se topó de nuevo con aquella semiderruida construcción  de troncos.  Ya la había dibujado en otra ocasión, pero aun así sacó el bloc y el lápiz. Buscó un buen encuadre y comenzó.

Diez minutos después ya había terminado. ¡No ha quedado mal!

Guardó los bártulos y retomó el camino. Los pájaros estaban especialmente activos, sus trinos se mezclaban en un concierto caótico, pero agradable.

El camino se iba estrechando hasta que la maleza apenas le permitía pasar.
Por fin divisó su destino: al fondo, tras una pequeña subida, una puerta enrejada roja y unos pilares blancos.
Tras buscar una piedra suficientemente grande para sentarse en ella la colocó, sacó las acuarelas y la botella de agua, el bloc, los pinceles, el papel secante y la inspiración.


Fue un bonito  día.

martes, 15 de abril de 2014

¿Quién puede matar a un pollo?




Sobre todo en las ciudades nos declaramos incapaces de sacrificar un pollo o un conejo para comérnoslo, ¡que salvajada! ¡Con esos ojitos!
Sin embargo no ponemos reparo en hincarle el diente al jugoso solomillo que nos han puesto delante. Así  somos.

Lo cierto es que todos los días se sacrifican miles de animales para nuestro alimento, si bien preferimos que otros hagan el trabajo “sucio” y nos justificamos con aquello de “bueno si, pero les ponen unos electrodos en la cabeza y no  sufren nada,…”

El hombre es el mayor depredador de la Tierra, muy por delante de cualquier otro ser viviente. Nos lo comemos todo:  pollos, conejos, vacas, ballenas y cualquier bicho que se ponga a nuestro alcance, bueno al alcance de la mano en el supermercado porque al parecer todos estos alimentos crecen en los estantes. No hay remordimientos porque, en la mayoría de los casos, su aspecto nada tiene que ver con el animal original. La publicidad y las empresas especializadas se ocupan de suavizar y enmascarar la realidad para que el individuo solamente tenga que disfrutar consumiéndolo.

Esto permite que comas pollo aunque no te guste,  pescado aunque lo odies y disfrutarás con esos sobrantes del matadero en forma de maravilloso pastel. Además podrás saborear esos ... como sea que se llamen que están hechos de ... lo que sea que contengan, pero que tienen un delicado sabor a marisco.




miércoles, 9 de abril de 2014

Pide un deseo.


Después de mirar el techo durante un rato dijo:

-Ya lo tengo. Mi deseo es que la c…
-¡NO LO HAGAS! Si lo dices en voz alta no se cumplirá.

Me miró fijamente.
Poco a poco sus ojos se fueron llenando de lágrimas y, tras un eterno silencio, me dijo:

-¡Es que si no te lo digo no podrá cumplirse nunca!

Volvió a quedarse en silencio.
Su cara enrojeció y de pronto me espetó:

 - Si lo digo no se cumplirá y si no lo digo no se cumplirá tampoco, ¿de qué me sirve pedir el deseo? Es un juego estúpido.

 Mientras desaparecía tras un fortísimo portazo me esforcé en buscar una forma de consolarle, pero no lo conseguí.

martes, 11 de marzo de 2014

Envidia insana





Que esta es una sociedad polarizada es un hecho que no se le escapa a nadie.

Que nos dividimos entre aquellos que tienen razón y los que no la tienen es una realidad machaconamente vomitada por la cotidianeidad.
 Ineludiblemente cada uno de nosotros pertenece a uno de  esos dos grupos, unas veces por obligación, otras por devoción y la gran mayoría por pereza mental.

A mí me ha tocado estar en ese vago espacio que delimita las fronteras de los campos magnéticos, en tierra de nadie. Podría pensarse que es un lugar de equilibrio, pero no es así. En mi pensamiento ambas fuerzas ganan y pierden periódicamente arrastrándome hacia un lado y hacia otro.

Es por eso que envidio a aquellos que están cerca de los polos, porque, a su manera,  tienen todas las soluciones. Saben perfectamente lo que hay que hacer en cada momento, lo que está bien y lo que no lo está. Identifican quién tiene la razón y a quién hay que desposeer de ella.

Ven la realidad sin ambages, están seguros, analizan los hechos  a grosso modo, al fin y al cabo los detalles no importan. No empatizan, no se ponen en el lugar de otros... ¿para qué? ellos ya saben lo que deben saber porque poseen la verdad absoluta.

Lo más terrorífico es que lo hacen porque realmente creen en ello, son sinceros consigo mismo y con los que siguen su línea de pensamiento.

Les envidio, porque yo no estoy seguro de nada. Dudo de la mayoría de las cosas, hasta de mí mismo. Por eso no tengo criterio fijo, el mío varía con el devenir de los acontecimientos y es modificado cada vez que conozco nuevos datos.

La verdad es relativa y depende de muchos factores,... o eso creo, aunque bien pudiera ser de otra manera.

lunes, 3 de marzo de 2014

Originalidad estandarizada.


 

Hace unas semanas, paseando frente a Notre Dame de París, me encontré a este tipo montado en su extraño vehículo. Me pareció un artefacto muy curioso, con todos esos engranajes, equipos de medición, orbes  giratorios y un aspecto de lo más  extraño. Por un momento pensé que me encontraba frente al protagonista de The Time Machine de  H.G. Wells.

Este  sábado se rompió la magia cuando me encontré a un personaje similar en la Puerta del Sol, en Madrid.



martes, 25 de febrero de 2014

Dios escribe recto con renglones torcidos.






Después de recorrer casi todos los puentes del Sena sin conseguir el encuadre buscado, se dispuso a volver a la buhardilla, aunque en ella posiblemente haría más frío que en la misma calle.
Lo suyo no eran los espacios abiertos y la frustración se reflejaba en su rostro. Se dedicaría a los carteles y retratos. Estos llenarían  el vacío del paisaje, la absenta o el coñac el frío de su alma y el de la habitación.

Al  cruzar  el Pont du Carrousel su mirada se dirigió hacia Les Îles. En ese preciso momento un rayo de sol se abrió camino entre el hueco abierto en las espesas nubes. Por un momento una visión sublime cruzó ante sus ojos y el cuadro se materializó frente a él. Era una imagen luminosa, fresca, hermosa y vivaz.
Los trazos se sucedieron a ritmo vertiginoso en un frenético intento de capturar el momento.

De nuevo las nubes se cerraron como inmensos portalones negros engullendo la luz y sumiendo la imagen en una penumbra grisácea y mortecina.
Nunca más lo intentó.

 A partir de entonces no salió de los cabarets y de la penumbra de los bares más sórdidos de un París para el que no había nacido.
Cien años después admiramos su magistral destreza para captar el  movimiento.

lunes, 4 de febrero de 2013

Contigo pan y ...


Hacía ya dos años que Lola y Sergio se habían conocido y casi ocho meses que vivían juntos en un pequeño apartamento en las afueras.
Fue en la boda de Carlos. Sergio supo al instante que quería compartir su vida con aquella mujer tan vital que no dejaba de hacerle protagonista de sus comentarios y Lola cayó rendida ante su irresistible encanto personal.
Sentados en el sofá, envueltos en lo que ellos llamaban la “bata-manta para dos” seguían las noticias con preocupación. La cosa estaba mal, muy mal. Pero ellos se tenían el uno al otro.

-¿Sabes?¡ Carlos y Marina se han separado definitivamente.

-Se veía venir. Desde que ambos se quedaron en paro las cosas no han ido sino a peor.

-Sí es cierto. Pero debe haber algo más. No creo que solamente las cuestiones económicas hayan acabado con su relación. Fíjate en nosotros, a pesar de las dificultades aquí estamos, juntos. Y así seguiremos ...
¿Verdad?

Sergio miró aquellos grandes ojos que, anhelantes, esperaban respuesta.

-¡Por supuesto que sí! Nada va a separarnos.

Se abrazaron con fuerza mientras el volumen de la televisión comenzó a bajar y las noticias se hicieron imperceptibles.

miércoles, 23 de enero de 2013

Abstracción


A media mañana suelo salir a dar un paseo para despejarme. La liturgia es siempre la misma: pasillo, ascensor, hall, puerta principal. Allí miro hacia la izquierda, hacia la derecha y tomando una dirección al azar comienzo a caminar con rumbo errático mirando sin ver y oyendo sin escuchar.Siempre igual. Aunque hoy me he percatado de algo en lo que hasta ahora no había reparado.

No importa la ruta o las vueltas que dé; casi siempre regreso por la misma calle. Sí, sí, casi siempre. Ejerce sobre mí una potente atracción y, sin darme cuenta, acabo doblando la esquina y desembocando en ella.

Es una calle pequeña, tranquila, solitaria. En ella hay una casa antigua con un jardín y, tras ella, un olivar. El conjunto no guarda relación con el entorno.

En la casa vivió un ilustre personaje, Menendez Pidal. Interesante biografía, aunque lo que a mí verdaderamente me atrae es la calle, la casa y el susodicho olivar.

A veces me quedo un buen rato mirando la verja, el portón, la torre que sobresale entre los árboles. Me transporto a otro siglo, a otros usos y a otras costumbres.

Hoy he sentido la necesidad de dibujar la escena en un intento de congelar el momento y establecer un puente al pasado.

jueves, 17 de enero de 2013

La caja



Ian se aferraba con todas sus fuerzas a la chimenea de ladrillos. La inestable y antigua estructura amenazaba con ceder y precipitarle al vacío. La situación era angustiosa y el pánico agarrotaba sus músculos, pero no podía hacer otra cosa más que quedarse lo más inmóvil y silencioso posible.
A través del ventanuco por el que había salido al tejado se escuchaba el ruido que aquellos hombres hacían al registrar la habitación.

¿Cómo había llegado a esto? Esta pregunta no parecía tener respuesta.
Él era una persona normal, cumplidora socialmente y sin sombras en su pasado.
¡Ni siquiera tenía una multa pendiente!
Hacía dos días que había llegado a la ciudad para supervisar una instalación en una de las Oficinas que su empresa tenía en el país. Cuando surgió el tumulto en el aeropuerto, no se percató de aquella mujer que se acercó a él y sigilosamente deslizó la cajita en el bolsillo izquierdo de su abrigo.

Ahora esos hombres harían cualquier cosa por recuperar esa caja.

Él no sabía lo que contenía, ni siquiera había tenido la valentía de abrirla cuando esa misma mañana la encontró. Era pequeña, metálica y con una especie de semiesfera de cristal opaco.

¿Que podría haber dentro que justificara tal violencia por recuperarla?
¿Quién era esa persona que le avisó unos minutos antes de que vinieran a buscarle y le convenció para que huyera?
Preguntas, preguntas sin respuesta.

Su corazón se heló cuando vio aparecer unas manos en el marco del ventanuco. Afortunadamente algo sucedió dentro y los hombres huyeron a toda prisa.

Bueno, esta historia promete pero no tengo más espacio ni tiempo, de modo que:

 la estructura cedió, Ian cayó al patio interior y se dio un mamporro de tres pares. La caja se hizo añicos  y un líquido verde, que no tengo ni idea de lo que era, se esparció por el suelo.

Fin.

PD. Al final me quedo sin saber qué era lo que tenía la dichosa cajita. ¡Cachisssss!

martes, 8 de enero de 2013

Death Valley


Es increíble, pero no se ve el final de la carretera. Se pierde en la lejanía dentro de una zona en la que se difumina el horizonte. El polvo se mastica y a través de los negrísimos cristales de las gafas la luz es dolorosamente intensa. El implacable sol abrasa la piel y el calor es tan sofocante que apenas permite respirar. Son ya demasiados kilómetros sin ver un lugar en el que parar.

La interminable Scotty´s Castle Road serpentea durante un breve trayecto para perderse de nuevo en el horizonte dejando a su lado un pedregoso paisaje. Dicen que en este lugar sin agua ni sombra una persona puede morir en menos de cuatro horas debido a la deshidratación. No tengo ganas de comprobarlo.

De pronto viene a mi mente la película Easy Rider y recuerdo que en el móvil tengo parte de su banda sonora. Con los primeros acordes de The Weight las cosas se ven de otra forma, siento en la cara la caricia de la brisa y hasta me sobra el casco. Don´t Bogart Me comienza a sonar y la sensación de libertad es total. Aquí no hay nada ni nadie, sólo la carretera, la música y el desierto.

Bonito ¿no?, pues eso, quizá algún día.

jueves, 11 de octubre de 2012

Dios vive bajo un puente


Esta mañana hace un día precioso. Los incipientes rayos de sol iluminan las copas de los árboles y las escasas nubes no suponen ninguna amenaza. De modo que me preparo, cojo la bici y salgo dispuesto a disfrutar de una agradable ruta por el Anillo.
Llevo más de una hora pedaleando cuando, tras cruzar el Puente de San Fernando sobre el Manzanares, llego a la interminable valla que bordea el Real Club Puerta de Hierro. El sol se filtra a través de los huecos del muro, la exclusividad también. Cuando se termina este tramo y desembocamos en la calle Arroyofresno es inevitable detenerse un momento y contemplar las lujosas casas que se adivinan tras los cuidadísimos setos. Unas viviendas que no están al alcance de cualquiera.

Continúo subiendo la calle y al llegar al paso inferior bajo la M-30 me fijo en un curioso detalle. Aquí se encuentra la Iglesia de Santo Domingo de la Calzada. La nave central ocupa uno de los tres ojos del puente.

Desconozco la razón de tan extraña obra arquitectónica, pero es toda una lección de humildad en medio de un entorno privilegiado.

martes, 18 de septiembre de 2012

Partir.


Poco a poco fue remitiendo el temporal de agua y viento que castigaba la comarca desde hacía varios días. Cuando por fin cesó la lluvia pudieron verse los devastadores efectos causados en las cosechas. Campos anegados y árboles derribados hablaban de la violencia con las que la madre Naturaleza se había empleado para destruir en unos días el resultado del trabajo de todo un año. Aquellas gentes no comprendían el porqué de lo sucedido. Unos creían que era un castigo divino. Otros hablaban de mala fortuna. Tan solo unos pocos admitían que era un fenómeno natural que nada tenía que ver con Dios ni con la suerte. La inmisericorde realidad era que ese invierno sería duro, muy duro y que el hambre llamaría a la puerta de muchos de ellos.

Daniel no tuvo duda. Ya había tomado esa misma decisión dos años antes en medio de una pertinaz sequía que diezmó su ganado, aunque finalmente se arrepintió. Ahora era distinto, esta vez no tenía la menor intención de volverse atrás.

Un mes después, desde el interior del vagón, dirigió su mirada con tristeza hacia lo que hasta ahora había sido su casa, sus campos y sus animales. Ese lugar que contenía todas sus vivencias y donde también dejaba su corazón. Para no sufrir más cerró la cortinilla de la ventana y se recostó en el asiento. Desde su cómoda posición oyó los chorros de vapor expulsados por la máquina y el largo pitido con el que el maquinista avisaba que el tren partía rumbo a un nuevo y desconocido destino donde empezar una nueva vida.
Cerró los ojos y el sueño fue apoderándose de él, aunque antes de dormirse completamente creyó oír una extraña voz femenina que decía:

“Señores pasajeros, por favor, abróchense los cinturones de seguridad y pongan el respaldo de sus asientos en posición vertical. Despegaremos en unos minutos. Gracias.”

viernes, 31 de agosto de 2012

Castillos de arena.

Un apunte rápido, muy rápido. Si no fuera así perdería la esencia y la frescura del momento que deseo plasmar.

Alberto se afana en ganar la partida al mar. Mientras él retira la arena en un esfuerzo hercúleo, las olas la devuelven tenazmente a su lugar.Es una lucha desigual en la que el deseo se enfrenta a la realidad.

Los humanos no tenemos remedio, a pesar de saber que algo es imposible nos atrevemos a desafiar el orden natural e intentamos cambiarlo. Parece absurdo, pero quizá no lo es.

Ante lo inevitable casi siempre se fracasa pero alguna vez alguien lo consigue y entonces… entonces habrá merecido la pena el esfuerzo.

De repente las olas pierden efectividad. Está bajando la marea y el agujero ha tomado profundidad. Ha sido cuestión de que llegara el momento oportuno.

Posiblemente no haya nada imposible.

martes, 17 de mayo de 2011

El Puente de la Culebra.

Con el sol ya en declive llegó al Zarzón. Quiso cruzar el Meaques por el puente estrecho, pero una voz grave salió de entre las espesas sombras y le obligó a detenerse.


-¡Alto!, ¿Quién va?

-Yo, Juan.

-¿Y qué quieres Juan?

-Atravesar el puente.

-¿Por qué razón? Es absurdo puesto que más arriba no hay caudal y más abajo hay otros puentes más anchos y cómodos. ¿Por qué necesariamente has de cruzar por encima de mi interrumpiendo la paz que tenía hasta hace un momento?

-Porque quiero dibujarte para exponerte en mi blog y desde tu parte sur hay un encuadre perfecto.

-¡Ah un retrato, bien! Pero, ¿Qué es eso de un “blog”?

-No te preocupes, cosas de esta época. Tu sólo preocupate de mantener encendidos los ladrillos de tus arcos y firmes los pretiles. Lo de los pinceles déjamelo a mí y respecto al blog... ya te lo explicaré.

Charlamos largo rato mientras se teñía el papel. Al terminar nos despedimos, no sin antes prometer que volveríamos a encontrarnos.

-Adiós Juan, hasta pronto. Por cierto, muy interesante eso de Internet, ¡vaya con los tiempos modernos!

Adiós Francesco, y gracias por esta maravilla arquitectónica.

sábado, 30 de abril de 2011

La montaña blanca.

Retiró muy despacio la maleza y se asomó con cuidado para no ser visto. Allí estaba, tal y como le había dicho Maley, un enorme y blanco montón de… ¿de qué? ¿Qué sería aquella montaña blanca que estaba al lado de la cabaña? Jamás en sus siete años había visto algo así.

Tendría que conformarse con imaginar su contenido porque era absolutamente imposible acercarse sin ser visto por el guarda.
Pasaron varios días. Tras la escuela y sin fallar ni uno sólo se acercó a ver “la montaña blanca”. Preguntó a todo el que conocía, pero nadie supo satisfacer su curiosidad, era “un secreto”.

Un buen día el blanco enigma desapareció, pero Jazí nunca pudo olvidar el asunto.

Años mas tarde, ya graduado y siendo todo un ingeniero industrial tuvo que viajar al sur y hacer una inspección en unas salinas. Creyó entonces haber descubierto la solución al enigma de su niñez, pero no, aquello no era sal, aquello era...

Bueno, no lo diré para no estropear el final.

lunes, 25 de abril de 2011

Propósito de enmienda.


Estos días he pasado horas mirando las brasas de la chimenea. La incesante lluvia no me ha permitido hacer nada de lo que tenía pensado, de modo que he perdido todo el tiempo posible dormitando de un sofá a otro y fijándome en aquello que generalmente me pasa desapercibido.
 ¿Tiempo perdido? Sí, seguramente. Pero ese estado de sopor mantenido tiene curiosos efectos en los pensamientos. Sin querer hacer aquí una disquisición reflexiva sobre el sentido de nuestras vidas, es cierto que tener tiempo de sobra para pensar hace que se tuerza la realidad y se muestre diferente a nuestros ojos. Analizamos nuestro comportamiento diario en busca de aquello que hacemos mal, nos llenamos de propósitos de enmienda y  urge la realización de nuevos proyectos, de nuevas relaciones, de otra forma de comportamiento con nuestros seres queridos y con los no queridos.

Pero un buen día deja de llover y de nuevo sale el sol.

lunes, 4 de abril de 2011

Paseo dominical.

Desde el puente de madera el agua parece un espejo. El sol, interrumpido en algunos tramos por la sombra de los árboles, pugna por atravesar la superficie y llevar la luz y el calor hasta el fondo del pequeño estanque y en su interior la vida se adivina por las pequeñas burbujas que emergen rítmicamente.


Bonito tema para un apunte, de modo que busco el punto de vista mas adecuado, saco el bloc y las acuarelas y me pongo manos a la obra.

Unos trazos de lápiz aquí y allá y ya esta encajado, ahora a pintar.

Media hora y ya esta listo, no lo toco mas. El simpático viejecito que me ha estado ayudando con sus consejos también lo da por terminado, de modo que recojo el material y continúo el paseo.

Podría haber sido así, pero la verdad es que está pintado en casa a partir de una foto que hice aquel día del verano pasado.

¡Que ganas tengo de que llegue el buen tiempo!

lunes, 21 de marzo de 2011

Bronca diaria.

Todos los días lo mismo, en uno de los acuarios tres tigres sumatranos se enfrentan a un labeo bicolor disputándose una pequeña pradera de glossostigma que hay en la parte central.

El Labeo tiene demarcado su territorio que incluye la roca de la derecha y el espacio que queda entre esta y el cristal del fondo. Los sumatranos también tienen su territorio, que comprende la zona izquierda del acuario en la que hay un bosquecillo de limnophilas..

Pero esa zona central es “territorio de nadie”. Unos días ganan unos y otros días gana el otro, pero ninguno de ellos es capaz de mantener la posesión. A todo esto, el resto de habitantes acuáticos observa las disputas con indiferencia, la guerra no va con ellos.

A veces, olvidando sus costumbres nocturnas, hace acto de presencia el Ancistrus, lento, parsimonioso y seguro. Cuando esto sucede todos los demás se apartan y le dejan “pacer” tranquilamente tanto en la pradera como en el bosquecillo e incluso cerca de la roca. No es grande ni de aspecto temible, pero nadie osa importunarle, ni los pendencieros tigres ni el agresivo labeo.

Todos esperan nerviosos a que termine con las algas del fondo y se marche a su refugio. Él se toma su tiempo, se para, rebusca entre las plantas y finalmente desaparece tras el follaje .En ese momento  se acabó la paz, vuelven las disputas y las persecuciones entre los eternos competidores.

Es un acuario, pero me recuerda algunos escenarios humanos.



sábado, 12 de marzo de 2011

Lo que hace el aburrimiento



34, 35… los números se suceden lentamente en el cuentakilómetros al tiempo que crece mi apatía ¡Menos mal que acabo de salir!
En alguna ocasión he dicho que no me gusta conducir, pues bien, lo ratifico: no me gusta conducir.

78, 79… Ni siquiera los rítmicos banjos y violines de la música Bluegrass que escucho consiguen sacarme el sopor de encima.

96, 97… ¡Pero bueno! ¿Quién se cree ese tío que es? ¡Lo menos va a 180! Claro que este de delante tampoco le va a la zaga en temeridad, ¡menuda tortuga!

112, 113… Me pregunto si vivirá alguien en lo alto de aquella montaña. Esa casa tan aislada debe ser insegura, aunque por la noche deben verse millones de estrellas desde allí.

160,161… ¡lo que faltaba, ahora se pone a llover! Voy a parar un momento en la próxima gasolinera, necesito estirar las piernas.

225, 226…hace un rato que en el cuadro ha aparecido una lucecita que no me inspira ninguna confianza. Es una línea en zig-zag que aparece y desaparece intermitentemente.
Ahora que lo pienso hace bastante que llevé el coche al taller por última vez, de modo que seguramente sea algún filtro o cualquier otra bobada de esas. El lunes se lo llevo sin falta a Mariano.

240, 241… último tramo, ahora por carreteras locales. Aunque parezca mentira me gustan más que las autopistas. Raro que me estoy volviendo.

256, 257… Veo que el río lleva bastante agua y que el campo esta verde, de modo que mañana saldré pronto y haré algunos apuntes con las acuarelas. A ver si alguno me queda aceptable y lo cuelgo en el blog.

260… Fin de trayecto.

¡Por cierto!, a la mañana siguiente me quedé dormido y no salí a pintar, de modo que no se que imagen poner en este post.

domingo, 27 de febrero de 2011

Al cole.

La esperanza de vida del ser humano es de 80 ó 90 años aproximadamente. De ellos un ciudadano en una sociedad avanzada ocupa los primeros 23 ó 24 en aprender a desenvolverse en el mundo en que vive. Si realmente quiere conocerlo bien deberá emplear el resto de su vida y, aún así, no lo conseguirá completamente.


El ser humano ha creado un mundo tan complejo que ni él mismo entiende.
¡Al cole!, ¡Vamos que llegamos tarde!. ¡Hoy tengo el de mates!, ¡Pobrecito, si sólo son las seis de la mañana, tan pequeño!,¡No, la nota no me dio para medicina!, ¡Sí, sí, es un colegio carísimo!, ¡Lo de siempre, el inglés!,Por fin terminé y ¿ahora qué?...

Yo creía que era imposible, pero hace unos días escuché en la radio la noticia del avistamiento desde un helicóptero de una tribu hasta ahora desconocida en la selva del Amazonas. Al parecer y aunque parezca un milagro, viven en una región inexplorada por lo que nunca han podido tener contacto con nadie fuera de su territorio. Ello hace que su forma de vida sea de gran interés al no estar contaminada por el progreso.

El gran dilema que yo planteo es el siguiente:

¿Se debe establecer contacto con ellos y hacerles partícipes de nuestra sociedad avanzada o por el contrario debemos dejarles que sigan siendo felices?

lunes, 14 de febrero de 2011

Jugando a las canicas.


Mi turno.
A ver, a ver. Estoy bastante lejos, pero voy a intentar ir a por la de Miguel. Me gusta mucho más la “china” azul y amarilla de Pedro, pero no creo que pueda alcanzarla desde aquí.

-¡Miguel: a por la tuya!

Me miró con algo de indiferencia, esa canica no le importaba demasiado, era “normal”.

Clavé los ojos en la bola. Era roja y verde, de cristal y sí, era muy “normal”, pero si todo salía bien podría acercarme a la que realmente me interesaba, la de Pedro. El día anterior había ganado dos parecidas en el “triángulo”, pero esta era mucho más bonita y rara.

Estaba a tres pasos de mí y a un paso del “gua”, era perfecto. Apunté bien y lancé con el pulgar.

Allá va …

Mi bola describió una parábola y al bajar “atiné” de pleno. Un choque perfecto que mandó la bola de Miguel más allá de la raya. La mía se quedó “clavada” a tres cuartas. Fue muy fácil medir una y hacer “cholón”.

Ahora sólo me hace falta un poco de suerte y, desde aquí, acertar a la “china”. No está muy lejos y seguro que hoy la gano. Hace muchos días que estoy detrás de esa bola y ahora tengo la oportunidad.

¿Continuará? …

martes, 8 de febrero de 2011

Amanece

La ciudad se despierta, a regañadientes, pero lo hace. Miles de coches inundan calles y carreteras, miles de personas abarrotan los andenes del tren, del metro y de las paradas de autobús. El enorme monstruo se mueve desplegando una actividad frenética. Prisas, atascos, nervios ... ¡Como cualquier otro día!

Como cualquier otro día hoy se consumirán millones de metros cúbicos de agua. Los mercados abastecerán toneladas de alimentos. Hoy se arruinarán decenas de empresas y se enriquecerán otras tantas. Hoy morirán muchas personas y nacerán otras para compensar. Hoy se romperán ilusiones, nacerán nuevos amores, se reencontrarán padres e hijos. Hoy los políticos harán algunas actuaciones y dejarán de hacer otras.
En fin, hoy pasarán muchas cosas.

Mientras conduzco la radio me lo cuenta todo. Me informa de todo lo que está pasando, de lo que ha pasado y hasta de lo que va a pasar.
Agradezco de corazón que toda esa actividad diaria sea filtrada e interpretada por los gurús del saber y que pongan a mi disposición la información ya depurada y limpia para que yo pueda asimilarla fácilmente, de modo que:

A todos los comentaristas, tertulianos, visionarios y demás fauna: gracias por pensar por mí. Vosotros tutelais mis razonamientos y me preparáis cuando amanece para tener una opinión propia durante el resto del día.

lunes, 24 de enero de 2011

Historia sin final sorprendente.

Fumaba desesperadamente. Tiritaba, no por el viento helado que arremetía contra los que charlaban en la entrada del edificio, sino por las palabras que acababa de escuchar. Su cabeza daba vueltas. Afloraban sentimientos que iban y venían, pero sobre todo desolación, tiritaba de miedo y de desolación.

-“Desgraciadamente hemos de prescindir de sus servicios. Valoramos la encomiable labor realizada durante estos años en la empresa, así como su dedicación y eficiente trabajo, pero son tiempos difíciles y nos vemos obligados a reducir costes para evitar el cierre total”.

Una frase terrible, demoledora… fatal.

Miro la puerta de cristal, aquella que había atravesado cientos de veces y que ahora se le antojaba extraña. Luego recorrió con la vista la fachada del edificio hasta llegar a la doceava planta. Se detuvo en la ventana de cristal del que hasta hoy había sido su despacho. Luego apuró el cigarrillo, lo tiró al suelo y levantándose la solapa del abrigo se dirigió hacia el metro.

Durante unos instantes su silueta fue reconocible. Tenía una peculiar forma de andar, como a saltitos. Después… después se perdió entre la multitud y pasó a ser uno más.

martes, 11 de enero de 2011

I am... on it.



I follow your steps.I listen your insufficient explanations carefully.
I look at time and again your controlled and incomplete master classes.
I invent things that fail in your teachings, either because you think they are your "tricks" or because trade issues.
I'm still far, but I'm advancing and I will catch you up one these days.
That day I will also carry out a demonstration.
I will try that be more complete than yours, but not quite.
In fact, the investigator effort, that inevitably you force, is what differentiates the simple copy of the attainment of an own mark.
Thanks for “not to explain everything”.

En ello ando.
Sigo vuestros pasos. Escucho atentamente vuestras insuficientes explicaciones.
Miro una y otra vez vuestras controladas e incompletas clases magistrales.
Invento aquello que omitís en vuestras enseñanzas, bien porque creeis que son vuestros "trucos" o por
cuestiones comerciales.
Aún estoy lejos, pero avanzo y un diá os alcanzaré.
Ese día yo tambien haré un tutorial.
Intentaré que sea más completo que los vuestros, pero no del todo.
En el fondo, el esfuerzo investigador, que inevitablemente forzais, es lo que diferencia la mera copia de la creación de una marca propia.
Gracias por "no explicarlo todo".

sábado, 8 de enero de 2011

Salina San Vicente


En este nuestro mundo, frenético y alocado, los cambios se suceden vertiginosamente y casi no alcanzamos a asimilarlos. Por eso es sumamente gratificante visitar lugares en los que el tiempo parece ralentizarse y en los que las cosas cambian muy despacio o no cambian. Estoy en San Fernando, Cadiz, donde Manolo me cuenta la dinámica de obtención de la sal, los esteros, los cristalizadores,.. ¡El proceso no ha cambiado prácticamente nada desde los romanos! En sus palabras hay mucha experiencia y en sus ojos emoción al mirar el enorme montón blanco que hay frente a nosotros. Toda una vida dedicada a la sal.

Seguimos caminando y encontramos a dos operarios que recogen muy despacio la corteza superior ya solidificada de la que saldrá la flor de sal. Un proceso minucioso, lento y por supuesto manual.

La siguiente generación viene pisando fuerte con nuevas ideas: la sal de hielo, un magnífico restaurante, innovaciones culinarias... avances necesarios porque la competencia de la industria es dura y los procesos artesanales no están justamente valorados. Una pena.

Según cuenta Estrabon (III,5,11) los fenicios de Gadir intercambiaban plomo y estaño por sal con las Cassiterides. Sobrecoge pensar que estoy contemplando el mismo proceso en el mismo lugar en el que se producían esas transacciones varios milenios atrás.

martes, 21 de diciembre de 2010

Pequeñas historias de estación.

Sentado en el banco observaba el ir y venir de los viajeros. Subían, bajaban, se despedían y se encontraban. Profundas tristezas e inmensas alegrías.

Dos horas ya.

Comprendió entonces que no tenía sentido esperar más. Cogió el libro y se levantó.
Su caminar era lento y pesado. ¡Esta maldita rodilla!
Pero su dolor no venía de las piernas sino del corazón. Hasta el último momento confió en que vendría, pero...

De repente, a lo lejos y a contraluz, una silueta entre las demás.
¡No puede ser!, A ver... ¡Si, si, es ella!
Corrió a su encuentro, ya no importaba la rodilla. Se abrazaron y el mundo cambió.

- Pero, ¿En qué tren has llegado?
- Pues en el de las 2.
- ¡No puede ser!, llevo dos horas en el andén esperando.
- En la cafetería, habíamos quedado en la cafetería, ¿no recuerdas? En aquella mesa, la misma en la que nos despedimos hace veinte años.
 - Llevo allí dos horas pensando que te habías arrepentido.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Venga, "pesaooooo"...

-¡Va, va!, Ya termino, me quedan sólo unos trazos en el pelo.

… y la radial para cortarlas. Y que no se me olvide el barniz para la pérgola, aunque la cubra es bueno darle una manita porque la lluvia y el viento la estropean…

-¡Bueno!, ¿Acabas o no?

-¡Si, Si!, Ya queda poco.

… tengo que acordarme también de la masilla para la chimenea… ¡Ah! Y me llevaré los pasteles, creo que tendré algo de tiempo…

-¡Bueno, ya me he cansado!

- Espera, sólo treinta segundos más.

-¿Treinta segundos de los “normales” o de los “tuyos”?